Angustia, lagrimas y frustraciones.

El día que siempre esperé finalmente llegó, ese día perdí toda esperanza. Dejé todo lo que deseaba, mis sueños murieron y abandoné la ilusión.
Supe que ya no podía soportar más ese constante dolor, necesitaba dejar de sufrir, decidí recibir el último puñal, el más doloroso pero el único que me llevaría al final.
Decidí morir para volver a nacer, enterrando mi pasado para continuar con mi futuro, dejando todo atrás sin posibilidades de que puedan regresar. Renuncie a la espera infinita de  todo lo que nunca se dijo, lo que nunca se demostró, las cosas que esperé todo este tiempo y nunca llegaron. 
Ya no hay vuelta atrás.
Tus palabras terminaron enfriando mi corazón.